JÓVENES ADULTOS
CRECER SALIENDO AL MUNDO
La primera fase de la adultez joven, que comprende aproximadamente entre los 18 y los 35 años de edad, es una etapa crucial y llena de desafíos en la vida de una persona. Este periodo es marcado por la transición desde la adolescencia hacia el mundo adulto, implicando la adopción de nuevas responsabilidades, libertades y roles sociales.
Entre los desafíos de abandonar el mundo adolescente y acoplarse al mundo de los adultos, está el de la construcción de una identidad adulta distinta de la adolescente. Junto al desarrollo de una autonomía que les permita tomar decisiones independientes y establecer un sentido sólido de sí mismos. Con estos nuevos desafíos, se deben adaptar a nuevas reglas sociales: esto incluye el manejo de relaciones profesionales y laborales, la comprensión y cumplimiento de responsabilidades legales, y la adaptación a nuevos contextos sociales y culturales.
Esto significa la adaptación y comienzo de la autogestión de un nuevo y completo panorama de libertades individuales, como la capacidad de vivir de manera independiente, tomar decisiones sobre la propia vida, y explorar nuevas oportunidades. Eso también conlleva nuevas responsabilidades: entre ellas la financiera (entendida como la capacidad de ganar y gastar dinero, con la suficiente habilidad de gestión para evitar deudas y garantizar la estabilidad) y la libertad en relaciones humanas (vista como la abierta posibilidad de formar nuevas relaciones y decidir sobre la propia vida amorosa y social). Esta gestión de nuevas libertades requiere madurez emocional y habilidades de comunicación para construir relaciones saludables y duraderas.
Mientras tanto, la búsqueda de empleo y el inicio de una carrera profesional son aspectos fundamentales, y también tiene sus propias dificultades. Encontrar Empleo puede ser una experiencia estresante, con la necesidad de desarrollar un currículum sólido, habilidades de entrevista y una red profesional. Más allá de un empleo que garantice la supervivencia, está la elección de desarrollo profesional, educación adicional, la formación en el trabajo y la construcción de una red profesional en dirección a los intereses y deseos propios, enfrentarse a la pregunta ¿Qué quiero ser?.
En este período también se dan las primeras relaciones amorosas formales: se dan paso a los compromisos basados en una mayor comunicación y lealtad. Aprenden a establecer relaciones basadas en la confianza, la comunicación efectiva y el compromiso, que puede ser complejo pero es esencial para la formación de relaciones saludables. A su vez, comienzan a manejar de manera más eficiente los conflictos, desarrollando nuevas habilidades y comunicación de diferencias de criterios, que es crucial para mantener relaciones estables y satisfactorias.
Lo mismo con las relaciones con la familia de origen, que pueden cambiar significativamente. Esto tiene varios beneficios:
1. Apoyo Emocional y Financiero: Las familias pueden proporcionar un apoyo crucial durante esta fase de transición, tanto emocional como, en algunos casos, financiero.
2. Red de Seguridad: Una relación positiva con la familia puede ofrecer una red de seguridad en momentos de dificultad, proporcionando un sentido de pertenencia y estabilidad.
3. Consejos y Orientación: Los padres y otros miembros de la familia pueden ser una fuente valiosa de consejos y orientación basados en sus propias experiencias.
La primera fase de la adultez joven es un periodo de transformación profunda y desarrollo personal. Los jóvenes adultos enfrentan numerosos desafíos al dejar atrás la adolescencia y entrar en el mundo adulto, pero también disfrutan de nuevas libertades y oportunidades. Una relación saludable con la familia puede ser un pilar importante en esta transición, ofreciendo apoyo y orientación en momentos cruciales.