Un avatar de primavera

La primavera nos trae una nueva temporada de inspiración. Y quienes nos inspiran con su ejemplo, son personas extraordinarias que piensan cómo mejorar el mundo, desde el lugar que tienen. Nunca se sabe hasta donde puede llegar el aleteo de la mariposa....

FAMILIA+

Lic. Horacio Colombo

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boy looking up
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Una brisa suave y cálida se está apoderando paulatinamente de las calles. Los pájaros comienzan con su trino desde muy temprano, antes de clarear el día. Los brotes en las ramas de los árboles, macetas de patios y balcones asoman tímidos con su mensaje de vida. La primavera anuncia su arribo inminente. Imposible detener este mensaje de alegría, buen clima y color que está llegando.

Parques y plazas se visten de fiesta, con niños jugando y corriendo en ellas como duendes diurnos. Son gemas valiosas, talladas por su entusiasta deseo de correr y jugar. Adornan la superficie de esparcimiento como semillas de energía sembradas entre tierra pisoteada, flores y baldosas. Disfrutan el momento, liberados de paredes que los aprisionan en sus viviendas cada vez más reducidas. Parques y plazas son espacios urbanos explotados de aire libre, dónde el único límite para el descanso y el relax lo da el momento de continuar con las obligaciones.

También existen las plazoletas, superficies más pequeñas que aparecen como floridos islotes, adornados con bancos de cemento en un archipiélago urbano de personas, edificios y vehículos inmersos en un mar de asfalto y smog. La ciudad de Buenos Aires tiene 427 plazoletas. Entre ellas, destaca una en particular: ubicada en la calle Paraguay y Sánchez de Bustamante, a escasos metros donde se encuentra el Hospital de Niños "Ricardo Gutiérrez". La plazoleta es un verdadero desborde de color que inunda una de las paredes linderas. Las armónicas curvas que presentan los puntos de descanso conforman un singular armado geométrico que invita a sentarse para formar parte del agradable diseño arquitectónico. La Plazoleta llamada “Dr Florencio Escardó”, un lugar tan agradable y pintoresco como el médico Pediatra mendocino del cual lleva su nombre.

El Dr. Escardó nació un 13 de agosto de 1904 y en los comienzos de su adolescencia supo que sería médico. Y lo fue, llenando de luz y color la profesión. Fue un celoso defensor de la niñez sana y la familia. Médico, escritor y poeta, que durante 45 años ejerció la medicina pediátrica en el Hospital de Niños de la ciudad de Buenos Aires. Fue Vice-Rector de la Universidad de Buenos Aires y Decano de la Facultad de Medicina. Su vida estuvo plagada de anécdotas brillantes, una de las cuáles era entregar en la ceremonia de graduación de los noveles médicos, el titulo en mano a las madres y padres de los recién recibidos, honrando así el esfuerzo con que habían acompañado el estudio de sus hijos. Era un entusiasta vocero del valor de la familia. Como docente, magnífico. En su cátedra de pediatría los cupos de alumnado se ocupaban de inmediato. Todos querían ser sus alumnos.

Presidió la sala 17 de pediatría en el hospital, del cual llegó a ser su director. Causó una verdadera revolución al permitir a las mamás internarse junto a sus pequeños para acelerar su recuperación, la cuál veía incrementarse con el cuidado y compañía permanente de ellas. Diluía así las largas horas que pasaban los pequeños pacientes en soledad, lejos de quién le había dado la vida.

Piolín de Macramé y Juan de Garay fueron sus seudónimos como escritor. Infinidad de personas responsables de familia esperaban como entusiastas aprendices leer sus publicaciones en diarios y revistas o escucharlo en los medios de difusión.

Como Orientador Familiar quedo anclado en su pensamiento acerca de la importancia que tiene la relación del niño con su familia. El Dr. Escardó llegó a nosotros en el mes de agosto y nos dejó en el mismo mes, un día 31, pero 88 años después. Fue un referente que hizo de su agosto una buena noticia que anuncia la primavera. A partir de su aparición, el tiempo que caminó entre la gente, supo sembrar vida, como paladín médico de los niños, enseñó a oxigenar el ambiente familiar llenándolo de luz.

Quizás el inmenso y colorido pájaro que aparece en una de las paredes de la plazoleta que lleva su nombre es el símbolo de su cuidado permanente a la salud de la infancia, que lo recuerda como una primavera constante.

Horacio Colombo, Lic. en Ciencias para la Familia (UA)

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