TESTIMONIO: "Nuevos comienzos en los finales"

El pase a retiro o jubilación es una de las etapas más difíciles que debemos afrontar. Ya nos creemos grandes para asumir desafíos emocionales, pero acomodar nuestra vida a un nuevo ritmo, más pausado y menos estresantes, en donde lo placentero toma preponderancia sobre la urgencia, nos da la oprtunidad de plantearnos qué rumbo nuevo queremos tomar. Horacio nos cuenta cómo lo vivió.

TESTIMONIOS DE FAMILIAS

Horacio Colombo

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Se aproximaba la fecha de cumplir 65 años y podía jubilarme. No pude, debí hacerlo, forzado por un ACV que no me dio opción. Atrás quedaban los planes que había elaborado para mi tiempo de retiro. Hoy, a la distancia, agradezco la circunstancia que me llevo, no a optar sino a cumplir sin alternativa, la conclusión de tantos años de actividad comercial fructífera. Mi plan humano cedía a uno nuevo que me permitió descubrir que uno no se “jubila” de la actividad formal, sino que la misma se transforma y si estamos atentos al mensaje es muy posible que la nueva tarea sea mejor que la anterior y se convierta en un verdadero “jubileo”.

Al momento del retiro mi familia ocupó un lugar preponderante ante una situación que se inició forzada. La mano de mi esposa e hija fueron quitando las piedras del camino para transitarlo hacia mi recuperación tanto corporal como anímica. Su apoyo y sostén me permitió, entre tantos otros beneficios, concluir mi estudio como profesional y consejero de familia. Graduarme fue el corolario a una actividad que me demostró de manera práctica que la familia en armonía, más allá del embate circunstancial que aparezca, es auténtica sustancia reparadora.

"Es hora de tomar el medicamento"...

"Hay que hacer los ejercicios físicos"...

"Te ayudo a copiar el trabajo práctico de la facultad en la compu"....

Todo impregnado de un amor que trascendía lo humano para convertirse en reflejo de lo divino. Son palabras que siempre habitarán mi corazón y se transformaron en un estímulo de vida.

Pero con mi nuevo tiempo de jubilado ¿Qué pasó? ¡Pasó lo mejor! Reverdeció mi relación familiar, le dio brillo a la tolerancia. Incentivó nuestra compañía sin actitud sofocante, hizo de la compresión un hábito agradable y fundamentalmente despertó infinita gratitud por mi familia.

El retiro de mi anterior actividad, forzado pero en tiempo de hacerlo, fue y es un verdadero jubileo que me permite celebrar el entender la importancia que tiene la familia. Jubilarme no me sumergió en la depresión que suele aparecer cuándo le damos a la edad el fantasmal dolor de “haber sido y ya no ser”. En una primera instancia de obscuridad lo fue, hasta que apareció la luz familiar. Es una formidable oportunidad para dejarla ingresar iluminando aún los rincones más obscuros.

Horacio Colombo

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