PROCESO DE VINCULACIÓN EN ADOPCIÓN

Transmitir a los niños que esperan ser adoptados la suficiente seguridad y confianza, no es tarea sencilla. Pondrá en jaque más de una vez a los pretendientes padres. Pero entender que eso vale para lograr ser esos padres amorosos que ellos merecen tener, es la recompensa más grande que obtendremos todos.

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Sin duda, el camino de la adopción es un acto de amor profundo y consciente. Sin embargo, para que ese amor eche raíces y florezca, es fundamental que los futuros padres comprendan que el foco principal debe estar en el proceso de vinculación. La llegada de un niño a un nuevo hogar no es el final de un trámite, sino el inicio de una etapa de construcción emocional intensa y, a menudo, desafiante. Cuando se habla de la adopción, es importante recordar que estos niños a menudo vienen de situaciones difíciles que han moldeado su relación con los adultos en las que les fue inevitable desarrollar mecanismos de defensa debido a experiencias vividas. La fragilidad de su sentido de seguridad puede ser un factor crítico, por eso los postulantes deben ser conscientes de esta realidad y trabajar activamente en el proceso de vinculación desde el primer momento. Para él o ella, los adultos que hoy se presentan como posible nuevos padres, son, en principio, desconocidos, y su cuerpo y mente aprendieron -como un mecanismo de supervivencia- a no confiar de inmediato, a no apegarse fácilmente. Esta dificultad en el apego no es un rechazo personal, sino un reflejo de su historia de vida.

Afrontar las dificultades en el proceso de vinculación requiere paciencia y dedicación. Los niños que han tenido que lidiar con sentimientos de abandono o inseguridad pueden presentar desafíos en el apego, en el acatamiento de indicaciones o puestas de límites, entre otras cosas. Para ayudar en esta etapa crucial, los futuros padres deberán fomentar una comunicación abierta y crear un ambiente donde el pequeño se sienta seguro y amado. Se trata de construir un puente emocional que les dé confianza y estabilidad.

Algunas ideas prácticas

Ante esta situación, los postulantes a ser los nuevos padres deben estar preparados para afrontar batallas internas y externas. Esas batallas pueden manifestarse como sentimientos de frustración, de no ser lo suficientemente buenos, o de no sentir ese "amor instantáneo" que la sociedad a veces idealiza. Para ayudarlos a ser conscientes de estas dificultades, es esencial que comprendan que la vinculación es un proceso lento y gradual. Se construye día a día, con paciencia y una dosis enorme de resiliencia.

La frustración puede ser una compañera constante en el camino hacia la adopción, y es fundamental tener estrategias para manejarla, tarea exploratoria personalísima que deberán iniciar antes de comenzar con este camino de la adopción. Todos los niños merecen que sus padres sean la mejor versión de sí mismos para ser los mejores padres posibles, en la adopción no es diferente, por lo que tener padres que puedan lidiar saludablemente con la frustración será sumamente importante. Primero, tendrán que reconocer que la paciencia es clave durante este proceso: el respeto por el tiempo y las emociones del niño es fundamental, y siempre el eje está puesto en ellos, y no en los adultos. Este enfoque no solo ayudará a los nuevos padres a expresar de manera más asertiva sus propias emociones, sino que también facilitará que el niño exprese las suyas.

En segundo lugar, será saludable aceptar que el niño trae su propia historia, miedos, silencios y que sus estallidos no son personales, no son contra ustedes en particular sino es contra su pasado y emociones que aún no termina de manejar saludablemente (expresión de un dolor no verbalizado). Permítanle sentir, y validen esas emociones con palabras sencillas: “entiendo que extrañes tu antigua casa” o “es normal que te sientas enojado”. Puede suceder mucho cuando el niño hable sobre su pasado, que tendrán que integrarlo a su vida y no borrarlo o pretender que nunca sucedió. Creen puentes con la historia personal, si tienen acceso a información, hablen de ella con respeto y naturalidad. No teman mencionar a su familia biológica, validando sin juzgar. Al hacerlo, le dan permiso al niño para ser quien es, con toda su historia y que pueda con el tiempo, hablar de todo lo que su propia historia le hace sentir.

Como a todos los niños, la previsibilidad es una gran herramienta para asentar hábitos y transmitir seguridad y calma. Por lo que ayudarlo a instaurar rutinas claras y predecibles para las visitas y salidas, comidas, el juego y el descanso funcionarán como anclas emocionales. La inestabilidad es el enemigo de la seguridad, y las rutinas previsibles y constantes le demuestran al niño que su nuevo mundo es seguro y estable.

Por último, recuerda que cada pequeña victoria cuenta y merece ser celebrada. Cada momento compartido es un paso hacia la creación de un vínculo más fuerte. La adopción no solo se trata de formalizar una relación, sino de nutrir un lazo que, aunque frágil al inicio, puede construirse hacia algo hermoso y duradero.

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