Ludopatía Adolescente

Menospreciar la importancia de este mal, pensando que es solo "cuestión de juego de chicos" es darle la espalda a un camino de compulsión y vicio que puede llevarnos a muchos sufrimientos. No es una pavada, no es cosa de chicos: es un mal que afecta -y mucho- a toda la familia.

MAPATERNIDAD+

Horacio Colombo

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A person sitting at a table with some cards
A person sitting at a table with some cards

Una nueva patología social: la ludopatía adolescente, una verdadera disonancia en la ejecución armónica del concierto familiar. Las apuestas juveniles en línea por dinero presentaron sus credenciales destructivas a la familia. Una vez detonada la explosión negativa, surge la búsqueda para superar el problema. Es acertado buscar reparación en el mismo cofre donde se mezcla con lo que generó la rotura. Será menester retomar la brújula moral de la familia para encontrar el camino que lleva a la superación del quiebre.

El adolescente fundamenta su compulsión por el juego con apuesta, en el ilusorio poder de panacea material otorgado al dinero, por respirar en su entorno la importancia del tener (más que ser), junto a la desatada tecnología digital. Son necesarios padres y madres que inciten el desarrollo del bien como sustancia para construir dignidad en el grupo, más allá de la ventaja de tener plata o la necesidad de esfuerzo para conseguirla. Buscar auxilio priorizando el dinero, indudablemente permitirá consultar al profesional más caro (que no siempre es garantía de solución). También permitirá la inmersión bajo una catarata de estímulos hedónicos superficiales o una “compra” de compensación apresurada de tiempo, sin la debida paciencia para la escucha del afectado y su crisis, producto de un abundante caudal de objetivos alejados de valores y virtudes.

Una solución tan light y facilista, como la cultura que nos circunda basada en estímulos puramente materiales, aparenta ser el rumbo elegido, sobresaliendo su farsa, exenta de compromiso por encontrar la verdadera raíz del problema. Somos algo mucho más importante que aquello que percibimos materialmente.

En las características de comportamiento discordante dentro del sistema familiar, está implícita la atracción magnética del dinero y la creencia de ser la única posibilidad de acceso al objeto deseado, producto de una formación alejada de lo espiritual, solamente accesible con recursos monetarios. Al hablar de espiritualidad, no negamos la dimensión física de objetos y sujetos, afirmamos que lo sustancial no comienza ni termina en incentivos netamente materiales.

Es necesario buscar la llave que abra la puerta a la resiliencia, asumiendo el compromiso que disuelva los escollos emergentes en el camino de la rehabilitación del adolescente afectado. Los padres inician la reparación al preguntarse: ¿Tenemos control sobre este problema que está afectando a todo el grupo familiar?. La respuesta que erige la plataforma de solución mediante violencia autoritaria para fijar límites, palabras hirientes como golpes, destrato, y el tibio compromiso de atención, impregnado del venenoso "son cosas de adolescentes", seguramente no. Si la pregunta tiene por fundamento buscar los recursos que le den debida relevancia al hallazgo de valores y virtudes llevadas a la práctica, seguramente sí.

Habrá que acudir al profesional adecuado que colaborare en el hallazgo de la solución que desate tan acuciante nudo. El Orientador Familiar en este caso, es la persona adecuada para evaluar y determinar si el inconveniente ya está convertido en patología para ser tratada por un profesional competente.

El inicio y consecuente desarrollo de toda conducta adictiva tiene su origen en la carencia afectiva, tanto en el núcleo mamá-papá como en algún otro espacio del conjunto familiar dónde la falta de amor se hace presente. El amor detecta y cauteriza la herida que pueda aparecer. Pero verter su aceite sanador requiere firmeza de objetivo en su aplicación. La vida es un continuo juego de ganancia y perdida que necesita ser equilibrada por el compromiso familiar responsable. El dinero adquirido mediante el facilismo es poseedor de un poder que hace presa fácil a la adolescencia, en especial aquella que no tienen en sus mayores, el margen referencial de lo correcto.

Es fundamental para el retorno a la armonía, una desintoxicación integral del conjunto familiar basada en la introspección individual y colectiva, que permita encontrar que herida emocional genera el problema. Si nuestros principios tienen fundamento cristiano, prestamos especial atención a las palabras escritas en las Sagradas Escrituras: "porque raíz de todos los males es el amor al dinero" (1 Timoteo 6,10). Si la búsqueda de respuestas espirituales va por otro carril, será bueno reparar en el anterior.

Lic. Horacio Colombo. Licenciado en Ciencias para la Familia (UA) .

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