La Mujer Maravilla, mujer maravillosa

Los publicistas argentinos son reconocidos y premiados a nivel mundial. Unos pocos meses atrás se podía ver en TV una propaganda muy original. Dos pequeños viajaban en la parte posterior de una camioneta de alta gama conducida por su madre. Se escuchaba una voz (a manera de pensamiento), diciendo: "Mi mamá es increíble... a veces pienso que es la mujer maravilla" y finalizaba diciendo: "con ella me siento seguro... ella tiene super poderes". El aviso mostraba la excelente tecnología y funcionalidad del vehículo en el que viajaba la familia, y que el pequeño acreditaba a los poderes maternos: atención para evitar el peligro, mucha agilidad, reflejos inmediatos, alta capacidad para eludir problemas que pudieran surgir en el trayecto.

Después de ver reiteradas veces el anuncio recordé que conozco muchas mamás con cualidades suficientes para convertirse en mujer maravilla, o mejor dicho, lo son. Presienten el peligro y están junto a los suyos cuándo es necesario. Son súper ágiles: las primeras en levantarse y las últimas en acostarse. Caminan muchas cuadras para hacer rendir los ingresos del hogar, acomodan la olla y la optimizan al máximo, sin quejarse. Codo a codo con su esposo, le hacen frente a la vida cuándo se pone áspera, compartiendo una sonrisa. Muchas de ellas conocen la soledad y sin una pareja como copiloto de ruta, avanzan inclaudicables, sin ningunear el desafío. Y como si esto fuera poco, cuándo alguien necesita una mano, ejercitan sus reflejos acudiendo al llamado sabiendo que tiene dos. Estas mujeres súper poderosas, dignas de pertenecer a la galería de heroínas silenciosas, muestran su expertiz familiar, hablando poco y haciendo mucho, con la mirada siempre puesta hacia adelante.

Cuando el desaliento social trata de plantar bandera a nuestro alrededor, es usual verlas en acción. Estas mujeres que optaron por transformar el palo que hiere en báculo de apoyo, tienen estampado el sello Familia en su corazón y como supuesto su responsabilidad. Están cerca nuestro, en el barrio, a pocas cuadras o muchas, alguna quizás es pariente nuestra, vecina o una atareada mamá qué se tomó un breve y merecido descanso para leer este portal.

Me uno a las personas que no pueden permanecer ajenas a esta realidad que intensifica mi sentimiento de amor a su entrega, sin exigencias. A ellas, titánicas, silenciosas, sin marquesina, va mi honra y admiración, porque no manejan una camioneta de alta gama ( y conocemos que muchas no cuentan ni con el recurso mínimo poder comprar un carrete de colorido hilo para zurcir su ropaje de heroína). Tienen poca audiencia aquí en la tierra porque saben cómo pasar desapercibidas, pero tienen pantalla permanente en el cielo donde son protagonistas de primera línea.

Lic Horacio Colombo (UA). Licenciado en Ciencias para la Familia

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