FANTASÍAS EN EL MATRIMONIO
A simple golpe de vista, uno diría que no son compatibles. Pero analizando mejor la idea, la intimidad de la pareja puede verse fortalecida con el poder de las imaginación. ¿Hay riesgos? Claro, y hay que aprender a sortearlos, para que lo se pretende ser emocionante no termine siendo hiriente.
COSAS DE PAREJA
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Es una frase muy conocida que "la rutina mata el amor". Permítanme disentir de esa frase, lo que atenta contra el amor es la falta de atención a los detalles que, en toda actividad rutinaria, siempre hay algo para valorar y distinguir. Y muchos matrimonios, que llevan muchos años juntos, puede que encuentren en las fantasías eróticas un recurso para darle a la intimidad (también parece haber caído en el proceso de la rutina) un nuevo "toque picante". Muchas personas evaden hablar de este tema, por pudor, pero seguramente leerán esto hasta el final.
En el matrimonio, las fantasías sexuales pueden desempeñar un papel fascinante y a la vez complejo. A medida que las parejas de muchos años buscan maneras de revitalizar su vida sexual, las fantasías suelen surgir como una vía para explorar nuevas dimensiones de la intimidad y el deseo. La imaginación, en este contexto, puede ser una fuente poderosa de seducción y excitación. Sin embargo, la transición de lo imaginario a la práctica puede traer consigo riesgos y desafíos que es importante considerar, y ponderar si es realmente necesario dar ese paso.
Las fantasías sexuales, por su naturaleza, son representaciones idealizadas de deseos y sueños. En el marco de una relación estable, estos sueños pueden actuar como un estímulo para encender la chispa que, a veces, se estanca con el tiempo. Imaginando escenarios distintos, roles nuevos o experiencias novedosas, las parejas pueden experimentar un renovado sentido de aventura y conexión emocional. Esta exploración imaginativa puede ser una forma segura y excitante de mantener viva la pasión y la creatividad sexual.
No obstante, el paso a la realidad de estas fantasías puede ser un terreno delicado. Delicadísimo. Lo que se percibe como atractivo y estimulante en la mente puede no siempre traducirse de manera igual en la realidad. Los riesgos incluyen malentendidos, expectativas no cumplidas, conflictos de valores o deseos, incomodidad, sentimiento de rechazo o infidelidad, entre muchos otros aspectos. Una mujer (20 años de casada) me consultó sobre cómo podría abordar el tema de un trío con su esposo y otra mujer más. La invité a que explore más en detalle su fantasía, cómo la veía en su mente, cómo la idealizaba. Y que eso se lo comparta a su esposo, que jueguen con esa imaginación y ese escenario idílico. Luego me dijo que su intimidad había mejorado notablemente, pero nunca llevaron a la realidad esa fantasía, sino que el juego y la imaginación fueron suficientes para encender una chispa nueva en el matrimonio.
Las fantasías pueden abrir muchas puertas: invitaciones a juegos nuevos, revelar coincidencias, o mostrar diferencias profundas en las necesidades y deseos de cada persona. Lo que uno considera excitante puede ser visto como una invasión a la intimidad o una violación de los límites personales por el otro, o cómo una falla personal es su nivel de desempeño, que puede afectar incluso hasta su autoestima. La comunicación abierta y honesta es crucial para evitar estos problemas. Es esencial que las parejas discutan sus fantasías y expectativas con sensibilidad y respeto, asegurándose de que ambas partes se sientan cómodas y consentidas en la exploración de nuevas experiencias
Las fantasías sexuales pueden ser una herramienta valiosa para mantener la vitalidad y la excitación en una relación de muchos años, pero es fundamental abordarlas con precaución. La imaginación tiene un poder seductor, pero la transición a la práctica requiere una comunicación abierta, un respeto profundo por los límites del otro y una disposición para manejar las sorpresas que puedan surgir. Es necesario aceptar que no siempre es necesario llevar esas fantasías a la realidad, ya que nuestra idealización no tiene fallas, y la realidad nunca se ajustará completamente a esos sueños. Equilibrar el deseo exploratorio de nuevas experiencias con una comprensión clara de las necesidades y los límites de ambos, permitirá a las parejas navegar estos territorios con mayor éxito y evitar correr riesgos innecesarios.
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