Empatía

Una de las dificultades con las que más lidia la humanidad hoy en día: la falta de empatía. Ponernos en los zapatos del otro a veces no es sencillo, nos empuja a mirar a donde no queremos. Pero para tocar y consolar un corazón, no hay otro camino: sentir a su lado y doler un poco para que le duela menos. Horacio nos ayuda a reflexionar sobre esto.

FAMILIA+

Horacio Colombo

11/21/20242 min read

Si tengo que citar una característica que destaque a las personas que han decidido dedicarse a la Orientación Familiar como profesión y contribuir a consolidar la armonía entre los componentes del grupo familiar, elegiría sin dudarlo “EMPATÍA”. El diccionario define la palabra como capacidad de comprender y compartir los sentimientos de otra persona y sentir lo que ella siente.

Ponerse en lugar del otro requiere un trabajo personal muy disciplinado que necesita paciencia y enorme capacidad de activar la escucha. Sin embargo, la empatía es algo más profundo, trasciende todo encuadre de convivencia. Descubrimos que es algo propio de quien la posee y viene incorporada a quién la expresa. No es cuestión de ejercicio para desarrollarla, es propia del corazón.

Tuve oportunidad de conocer, hace muchos años, a quien había sido un destacado ingeniero de una empresa multinacional muy importante, dedicada a fabricar productos de mantenimiento del hogar. Me contó que cuándo tenía que resolver algún problema entre tantas máquinas que tenía a su cargo, lo hacía pensando como la máquina. Era su manera de “empatizar” con el mecanismo para solucionar el problema. Nunca imaginé que tan excéntrico comentario, con los años, me iba a dar la oportunidad de encontrar similitud con la actividad del Orientador Familiar. Es más: el controvertido poeta norteamericano Walt Whitman, quién se alistó como enfermero voluntario en la guerra civil que azotó su país en el siglo XIX, escribió: “no le pregunto a la persona herida como se siente, yo mismo me convierto en la persona herida”. Qué sentir tan maravillosamente empático!

Profundizando aún más acerca de la palabra empatía encontramos que su etimología proviene del griego, significa ”dentro”. Cabe reflexionar entonces acerca de la misma como una hermosa cualidad para vivir dentro de la familia, desde el interior -entre sus componentes- hacia el exterior, con el resto de los individuos. El ambiente familiar empático proporciona sustancia a la armonía del conjunto, da homogeneidad a la heterogeneidad sin convertirse en invasiva del desarrollo individual. Escuchar con amplitud de criterio y conectar con la emoción y el sentimiento de cada integrante de la familia, enaltece la calidad del vínculo entre quien empatiza y el doliente. Es el primer elemento reparador que encontrar para toda fractura emocional.

Te comprendo…

Conta conmigo…

Somos dos…

Ya salgo para estar con vos…

¿Compartimos un café?...

Son mucho más que palabras dichas por compromiso, son un verdadero bálsamo, siempre próximas a la superficie, para acudir en auxilio de quién lo necesite y... si no es en la familia…entonces ¿dónde?

Horacio Colombo - Lic. en Ciencias para la Familia (UA)

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