DROGAS Y ADOLESCENCIA

Sin duda, es el reto más difícil con el que se enfrenta la familia. Solamente la adolescencia es compleja de transitar, para los jóvenes y para los adultos que acompañamos, pero cuando se mete en nuestras vidas estos consumos problemáticos no podemos quedarnos de brazos cruzados. Hay que actuar, y hacerlo YA!!!

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white and black owl figurine
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La Orientación Familiar puede ayudar a una familia con un hijo adolescente con problemas de adicciones, ya que es un proceso complejo pero fundamental para ofrecer el apoyo necesario y promover la recuperación del joven, reforzando los vínculos familiares a través de una comunicación efectiva que les permita sanar y crecer.

Para empezar, será indispensable que la familia sepa qué es una adicción, cómo afecta al cerebro del adolescente y cuáles son los factores que contribuyen a su desarrollo. Se debe comenzar con la educación sobre los diferentes tipos de drogas, cómo afectan a la salud, cómo se da el acceso a ellas y desde qué momento se considera una adicción (y no ya solo una mera exploración), sus síntomas y los posibles tratamientos disponibles.

Lo primero que se trabaja frente a estos casos es en mejorar la comunicación, para que sea lo más abierta y comprensiva posible. Esto implica enseñar técnicas para hablar de manera gentil y respetuosa entre todos, sobre la adicción y sobre los sentimientos que esta situación genera. Crear un ambiente donde todos se sientan seguros para expresar sus emociones y preocupaciones será lo que ayudará a las familias a afrontar la realidad de lo que se está viviendo. Sin juicios, sin prejuicios, sin "sermones" de padres... Verdadera escucha activa para conectar con el otro.

A la par de la comunicación, se deberá guiar a la familia en el establecimiento de límites claros y consistentes, que sean adecuados para cada miembro de la familia. No solo de los padres hacia los hijos, sino entre todos los miembros de la familia para evitar la desconfianza. Muchos padres incurren en la violación de la privacidad de sus hijos para tratar de "descubrir" si están en las drogas. Frente a esto, los jóvenes ganan desconfianza hacia sus padres, por lo que actúan a sus espaldas, y se convierte en un circulo vicioso. Trabajando en el respeto de los límites, se intenta es asegurar que se mantenga la seguridad y el bienestar de la familia: estar alineados en cuanto a las normas y consecuencias establecidas dará las reglas del juego claras para todos.

Todo el grupo familiar va a tener que desarrollar mecanismos efectivos para el manejo del estrés, y así obtener el apoyo emocional que tanto necesitan en esta situación. La adicción de un hijo adolescente puede ser extremadamente estresante y emocionalmente agotadora. Es importante que la familia recurra a una red que le pueda brindar el apoyo emocional que necesita (puede ser en profesionales, familia extensa, amigos, grupos de rehabilitación, etc.), donde se le ofrezcan espacios seguros para expresar sus sentimientos y buscar ayuda cuando sea necesario.

Desde la mirada de la Orientación Familiar, el objetivo primordial será trabajar en la promoción de la cohesión familiar. Esto es fortalecer las relaciones, los vínculos familiares. Esto puede incluir actividades familiares positivas, fomentar el apoyo mutuo entre todos los miembros y trabajar en la resolución constructiva de conflictos. Esto facilitará el involucramiento en el tratamiento del adolescente: es fundamental que la familia participe activamente en el tratamiento del adolescente (en las sesiones terapéuticas, en asistir a grupos de apoyo familiar, en colaborar estrechamente con los profesionales de la salud mental y la adicción).

Un aspecto que no deben pasar por alto, es el del manejo de recaídas, para lo que van a necesitar mantener una educación continua sobre adicciones. Es importante que la familia esté preparada para enfrentar los desafíos que pueden surgir durante el proceso de recuperación del adolescente, en las diferentes etapas que tiene, y en la prevención de situaciones que lo expongan al contacto con sustancias o personas perniciosas.

Este enfoque integral puede ayudar a la familia a enfrentar la adicción del adolescente con mayor fortaleza y resiliencia, promoviendo así su recuperación y bienestar general, el fortalecimiento de los vínculos y empoderamiento del grupo familiar que los sostiene. Es, sin duda, una situación compleja de abordar y emocionalmente muy dura de transitar, pero con la ayuda del equipo adecuado (de profesionales y de afectos) se puede brindar la contención y apoyo necesarios para atravesar la recuperación.

¿Qué opinas sobre esta nota? Entre todos crecemos y aprendemos