CUANDO LA TRIBU NO LLEGA

Saber lo que es mejor no significa alcanzar a hacerlo. Muchas mujeres saben que la crianza en "tribu" es más saludable y ofrece más recursos para no estresarse, pero no siempre llegamos a dar con el lugar adecuado.

MAPATERNIDAD+

10/13/20243 min read

a group of women standing next to each other
a group of women standing next to each other

Una tarde llevé a mi hija a la plaza y noté como había muchas otras tantas mamás solas, pendientes de sus hijos. Reflexioné en seguida sobre la moderna idea de la "tribu" para asistir a la crianza de nuestros hijos. Y la imagen mental me lleva de inmediato a nativos africanos, pero exactamente en ellos está la respuesta a qué es esta modalidad y cuáles son sus beneficios.

La crianza en tribu se refiere a un enfoque comunitario para criar a los niños, donde múltiples personas (generalmente miembros de la familia extensa, amigos cercanos o vecinos) comparten la responsabilidad de cuidar, educar y apoyar a los niños, en lugar de depender únicamente de los padres. Este concepto se basa en la idea de que "se necesita una aldea para criar a un niño", subrayando que la crianza es más efectiva y enriquecedora cuando se distribuyen las tareas y el apoyo emocional entre varios adultos.

Y no solo en el loable trabajo de formación de los pequeños seres humanos, sino que intrínsecamente tiene la cualidad de aliviarnos del estrés cotidiano que tenemos los mapadres con respecto a la crianza y bienestar de nuestros hijos. En casos más extremos, tenemos fantasmas de potenciales riesgos (reales o no) que creemos que pueden suceder (que nos secuestren a nuestro hijo de la plaza, en un segundo de descuido). En casos más comunes, estar ahí frente al golpe, caída o raspadura para consolar a nuestros hijos, sin darle mucho espacio para que desarrolle la resiliencia, templanza y la confianza en sí mismo como para subir nuevamente a ese juego e intentarlo de nuevo. Este estado de hiper alerta nos llena de estrés, nos cansa, nos abruma y hace de algo lúdico como ir a la plaza, una experiencia repleta de tensión que no podemos manejar.

La crianza en tribu depende de una red de personas que ofrezcan apoyo emocional, físico y práctico. Si una mujer tiene problemas para hacer amistades, puede sentirse aislada, sin acceder a otras personas que puedan ayudarla en situaciones cotidianas, como cuidar a la niña, compartir conocimientos o incluso proporcionarle descanso emocional y mental. Además, tener otros adultos cuidadores ofrece otros modelos sociales a los hijos y posibilidades de desarrollo de habilidades sociales. No tener una tribu pude provocar sentimientos de soledad, angustia, desconexión, inseguridad, y es un gran impedimento a la hora de solicitar ayuda frente a una situación que nos supera. Esta falta de apoyo puede resultar en una sensación de carga excesiva.

¿Cómo podemos remediarlo? Una buena forma de empezar a vencer nuestras propias limitaciones es la de empezar a generar conversación trivial con otras madres o padres en la plaza. No es sencillo, pero tienen un tema obvio en común del que no les costará hablar: sus hijos. De manera más intensiva, pueden intentar participar en actividades sociales que nucleen mapadres, como voluntariados o talleres, o buscar actividades para sus hijos en los que, ademas que le gusten, tengan gran concurrencia de mapadres.

Otro tip: ténganse paciencia y dense tiempo. Las amistades duraderas no se gestan de la noche a la mañana. Siempre tienen el recurso de la virtualidad para encontrar otros reflejos de las mismas situaciones que alivien la sensación de soledad, aunque no reemplaza la calidez del contacto físico o face to face.

La crianza en tribu es valiosa, pero no es un camino fácil para todos. Para quienes encuentran difícil construir amistades, la clave puede estar en aprender a pedir ayuda y abrirse a nuevas oportunidades, aunque esto implique salir de su zona de confort.

¿Qué opinas sobre esta nota? Entre todos crecemos y aprendemos