CORRIENDO TRAS LA VIDA

Cuántas cosas de la vida se nos pasan mientras vivimos en la rutina. Somos rehenes de la misma vida que creamos. ¿Estamos en el carril equivocado? ¿Por qué sentimos que no podemos escapar?

MAPATERNIDAD+

1 min read

a close up of a clock with a red second hand
a close up of a clock with a red second hand

La llamamos "la vida cotidiana" y es una de las ironías más grandes a la que estamos naturalizados. Metemos en un día de 24 hs (en vigilia un promedio de 18 HS), tantas actividades y compromisos que nos colocan en una rueda frenética de estrés incontrolable.

Tenemos una mala costumbre de hacer todo para "YA" (o a veces peor, para ayer) y tener que cumplir con todo instantáneamente, con eficiencia, con rapidez, sin defectos, prolijidad, y un montón de otros condimentos que a primera vista son riesgosamente asequibles si la tarea se hace rápido.

Pero como siempre decimos, enseñamos a nuestros hijos más con el ejemplo que con las palabras, y justamente es eso lo que crecen viendo en nosotros: ser grandes es vivir corriendo, mirando el celular y el reloj, hablando rápido y corriendo, y todo a las apuradas.

Tengamos en cuenta que los niños y los ancianos tienen otro tiempo, tiempo para descubrir cómo avanza un caracol y tiempo para acompañar ese descubrimiento. Cuántas cosas nos perdemos de nuestros seres más queridos, nuestros padres y nuestros hijos, por vivir "parados arriba del acelerador"?

Muchos dirán que el sistema que los rodea los lleva a ser así. Y muchas veces es simplemente que no han intentado cambiar sus rutinas a un tiempo más tranquilo. Se requiere coraje para cambiar la rutina.

Pensemos que el tiempo pasa, los humanos tienen solo una niñez por vivir y una ancianidad finita, el tiempo que invertimos en las ocupaciones no se gana más adelante.... Podemos ver crecer a nuestros hijos o encontrarnos con jóvenes adultos en unos años y que nos cuenten cómo ha sido crecer con un fantasma de papá o mamá.

¿Qué opinas sobre esta nota? Entre todos crecemos y aprendemos