Amoris Laetitia
El legado indiscutible de un argentino humilde, austero, solidario y empático que dedicó su vida al servicio de los que menos tenían, y que esa devoción lo llevó a tomar la dirección del catolicismo en dirección hacia nosotros mismos. El Papa Francisco será recordado por todos los hombres y en la historia será un faro de inspiración para todos.
FAMILIA+
Horacio Colombo
4/28/20252 min read
El lunes 21 de abril amaneció distinto: murió el Papa Francisco. Los ojos de la comunidad católica del mundo se llenaron de lágrimas, en particular los argentinos. Para todos el Papa; para los argentinos, el Padre Jorge. Alguien que se atrevió a transitar los rincones más polémicos del poder de la Iglesia, con una fe de más de 1400 millones de fieles en el mundo. Los pobres en lo material y espiritual fueron su preocupación constante. Los marginados, los excluidos, los abandonados que tenían el estigma del dedo acusador sobre su sombra, fueron para él, prioridad.” No necesitan de médico los que están sanos. Misericordia quiero y no sacrificio, dijo Jesús (Mateo 9 12-13), y como pocos, el Papa Francisco metabolizó el mensaje.
Escribió cuatro cartas encíclicas, una de ellas la hizo para finalizar la que había comenzado su predecesor Benedicto XVI. El 8 de abril de 2016, se publicó “Amoris Laetitia” cuyo significado en latín es “la alegría del amor”, amor que puntualiza en la familia y los desafíos que enfrenta. Destaca en ella la importancia del germen social que implica la familia, el amor conyugal, la educación de los hijos, el rol de madres y padres en su formación en valores y virtudes de aplicación personal y social. Misericordia y compasión como motor de una fuerza particular que hacen de la familia el proyecto insuperable para la integración.
Esta encíclica produjo un impacto notable entre los católicos y en quienes profesan otra creencia religiosa. Es portadora de una sustancia generadora de objetivos diferentes a los que el mundo nos pone por delante. “En la vida familiar hace falta cultivar esa fuerza del amor que permite luchar contra el mal que la amenaza” (apartado 119, del documento).
El mensaje es una propuesta a tener el valor necesario para encarar la transformación que surja del seno de nuestra conformación familiar, sin esperar que el cambio proceda del exterior social a ella. Nadie puede decir que la tarea es fácil pero no por ser difícil resulta imposible. Requiere dedicación y deseo de quitar escollos del camino, del nuestro y el de los hijos.
El Papa Francisco es el eco de una voz tan antigua, necesaria y esperanzadora que tanta modernidad pretende hacer inaudible. Una voz interior que nos está diciendo:” fíjáte en el que tenés al lado y si te necesita, ayúdalo”.
Convencido del rol femenino insustituible en la formación del hogar, en un mundo sediento de igualdad. Este argentino fuera de lo común dinamitó pilares que parecían imposible de caer dentro de tanta ortodoxia eclesiástica, y lo hizo incluyendo a la mujer en medio de la jerarquía masculina. La participación de la mujer en puestos relevantes de mando dentro de la Iglesia, marcó un hito de transformación en la política vaticana.
Se apagó el Padre Jorge para el sentido material, pero el suceso encendió la luz de su legado, simple y poderoso: “Donde percibas oscuridad, llevá la luz del amor que aprendiste en familia”, más allá de cualquier condición física y/o social. Su vida interpela a los poderosos y nos convoca al cambio. No sólo no nos arrepentiremos de imitar lo que evidenció con el ejemplo y apuntaló en su encíclica, sino que nos ayudará a concretarlo desde el lugar donde se encuentre.
Horacio Colombo. Licenciado en Ciencias para la Familia (UA)
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