ACCIDENTE CEREBRO VASCULAR ¿Y AHORA QUÉ HACEMOS?

Cuando no estamos preparados para lo que enfrentamos, la incertidumbre nos embarga. Solo la fuerza del amor familiar nos ayudará a salir adelante, pero ¿Quién ayuda a los que nos ayudan? Experiencia en primera fila del pilar que es la familia para una recuperación de salud frente a un accidente cerebro vascular importante

TESTIMONIOS DE FAMILIAS

Horacio Colombo

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Cuándo la pérdida de la salud irrumpe en la vida de una persona, el escenario del grupo familiar se altera, desequilibrando su desarrollo. Superado el primer impacto del diagnóstico médico que recibe la familia del paciente, surgen un sinnúmero de interrogantes enmarcados dentro del contenido emocional que parece granizar sobre ellos. La medicina aplica todos sus conocimientos para restaurar la armonía en el cuerpo del paciente, pero también surge en el entorno familiar, la dificultad de no saber cómo enfrentar el nuevo estado del ser querido y las emociones de todo el grupo.

Escribo por experiencia personal. Tuve un ACV .Ni el más leve ni el más severo, pero importante. Empezar a transitar el camino de las sombras fue una experiencia que no me resultó ajena, ni fácil. Aquello que era bueno hasta el momento de irrumpir el ACV, pareció derrumbarse. Salud, economía suficiente, actividad laboral adecuada, formación educativa constante. Todo se desmoronaba. Sentí que lo lindo de la vida me dejaba huérfano.

No soy sicólogo. Me gradué académicamente como Licenciado en Ciencias Para la Familia, una carrera novedosa que apunta a rescatar “la familia”, lo único capaz de sacarnos de la desnutrida moral en la que parecemos estar sumergidos, la familia, abundante en valores y virtudes. Todo el saber teórico que fui incorporando durante cinco años, se hizo práctico al sentir el calor y esmero que pusieron mis seres queridos para cristalizar mi recuperación junto al debido cuidado médico. Sin embargo, cuánto hubieran hecho falta unas palabras de aliento y esperanza para robustecer y alentar el cuidadoso esfuerzo que mi esposa e hija hacían permanentemente por mi recuperación.

En silencio, veía sus sonrisas dibujadas, queriendo disimular el dolor de aparecer potencialmente disminuido y haciendo el esfuerzo por mi recuperación. Entonces de apoco el milagro fue haciéndose notar, no fue inmediato, pero iba ocurriendo , despacio. Lo comprobé, es cierto, el afecto familiar es el bálsamo adecuado para coronar lo posible y también aceptar con tranquilidad lo inevitable si fuera necesario.

¿El Alma existe?, por supuesto que sí! En el hogar encontramos la llave que abre el tesoro para encontrarla. Hoy mi corazón junto a mi sistema nervioso palpita y conducen juntos sus estímulos con una nueva Terapia: “La terapia del hombro en la familia”, la que dice al paciente…vamos!!! que se puede!!!, acá tenés el hombro de la familia para apoyarte, y ayudarte a descubrir que maravilloso y sorprendente es el poder de la unidad familiar.

Horacio H Colombo

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